Querida Educación Sexual Integral, con confianza, ESI:

Acá estoy, frente a la computadora, empezando a pensar cómo homenajearte para tu cumpleaños de quince.

Lo primero que se me ocurre es decirte GRACIAS. Y mientras lo escribo, voy ensanchando y estirando cada letra para que tenga lugar no solo mi agradecimiento sino el de muchxs que habitan las escuelas: niñxs, jóvenes, docentes, directivxs, familias, pero también el de quienes habitan otros espacios barriales y comunitarios: clubes, centros de salud, comedores… y la lista sigue.

Gracias por la incomodidad a la que nos invitaste desde tu partida de nacimiento 26.150. Estoy convencida que la I de tu nombre, no es solo de integral, es también de incómoda. Pero no te ofendas, al contrario, es muy bienvenida esa incomodidad que generás cuando trocás preguntas por certezas, cuando develás relaciones de poder ocultas en lo que se suponía “natural” y venís (¡por suerte!)  a incomodarnos al advertirnos que es un proceso de naturalización que esconde las relaciones de producción de esa “naturalidad” y nos proponés, entonces, desconfiar de palabras como naturaleza y normalidad.

Y así nos fuiste enseñando en las escuelas, junto a tus amigas, los movimientos feministas y de las disidencias, que ni el cuerpo, ni la sexualidad, ni el sexo, ni las prácticas de crianza, ni siquiera…¡el lenguaje! son “naturales”; que son construcciones al igual que el género. Flor de revuelo que fuiste generando, y de nuevo, bienvenido ese revuelo.

Porque si algo no es natural, entonces, es posible de cambiar. Eso, se puede cambiar. Es posible.

Es posible sentirnos varones o mujeres independientemente de nuestros genitales o incluso es posible no sentirnos ni varones ni mujeres, o sentirnos varones y mujeres en simultáneo; y así infinitas posibilidades.

Es posible que un padre o una madre o unxcuidadorx deje de pegarle a su hijx, a pesar de que fueron educadxs de ese modo y les resuene la frase es por tu bien en sus cuerpos.

Es posible que unxniñx diga en su casa: “no me pegues porque me enseñaron que tengo derechos y que hay una ley.”

Es posible que una joven se niegue a tener relaciones sexuales si su pareja no quiere cuidarse.

Es posible que un nene disfrute de la danza clásica y se anime a demostrarlo, aunque a su papá se le venga el mundo abajo. Y es posible, incluso, que a ese papá no se le venga el mundo abajo; al contrario, se le ensanche.

Es posible que una niña comience a valorar su cuerpo que escapa al modelo de las publicidades y pueda, incluso, defenderse frente a la burla de quien, seguramente, no te conozca.

Es posible que las emociones se escapen de los “autos”: autocontrol, autogestión, autorregulación, para viajar, desordenadas, en “colectivos”.

Es posible que un joven le diga a su amigo que está cargado de bronca, “che, ¿sabés que los machos sí lloran?”.

Es posible que una joven abrace a su mamá y le explique que no es normal que su papá la maltrate, que hay otras salidas, que en la escuela le dieron datos de lugares a los cuales recurrir y que la puede acompañar.

Es posible que una adolescente con discapacidad pueda aprender a reconocer y a decir lo que no le gusta y también lo que le hace bien. Y que aprenda a disfrutar de su cuerpo.

Es posible que unxmaestrxjardinerx le pida permiso a unx bebé antes de cambiarlx porque aprendió que su cuerpo es “su territorio”.

Es posible que unx docente pueda expresar “no sé, me da miedo, pero con otrxs puedo animarme.”

Es posible que el susto se transforme en confianza y la soledad en armado de redes.

Es posible que una escuela devenga en “escuela trans” ¿Te gusta la idea? Te explico como la pienso: si consideramos al prefijo trans como un «estar en tránsito”, entonces una escuela trans es aquella que nos desafía a repensarnos a todxslxs que la habitamos. Es una escuela que aloja movimientos y devenires tales como: entra un Juan y deviene una Juana, entra unx inmigrante y deviene un nosotrxs, entra un cuerpo vulnerado y deviene uno empoderado, entra una mirada que encasilla y deviene otra que se interroga.

Es posible, lo reconozco, que por todos estos “posibles” muchxs no acuerden con vos y sigan denostándote. Pero vamos siendo cada vez más lxs que te conocemos y defendemos.

Desde hace 15 años tenemos la obligación de hacerte presente en cada escuela del país, sea laica o religiosa, de gestión pública o privada, porque sos un derecho, repito SOS UN DERECHO, y considerando esto, vale la pena resaltar, también, quesos (o debieras ser) parte de una política pública independiente del gobierno de turno.

Y es más, como parte de esa política pública vamos a trabajar para que sigas ensanchándote y puedas incorporar en una nueva partida de nacimiento todas las leyes que, después de octubre del 2006, dignificaron nuestras vidas: la de matrimonio igualitario, la de identidad de género, la de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, la ley Micaela, la ley de acceso a la interrupción legal del embarazo, la ley de cupo laboral travesti, trans y transgénero, la incorporación del DNI no binario, entre tantas otras.

Teniendo presente todas estas leyes que ampliaron derechos y valorándote como tal, quiero que sepas que también me gusta pensarte como una oportunidad. Te preguntarás, ¿oportunidad para qué?

Oportunidad para revisar las lentes con las que miramos la vida y nuestros vínculos y ver, desde ahí, qué necesitamos modificar y qué reafirmar.No para ser más eruditxs sino para que se traduzca en esos gestos chiquitos, mínimos, que nos conectan con lxsotrxs.

Oportunidad para intentar eludir los mandatos del mercado, que nos vende la ilusión de comprar felicidad consumiendo, y si es sin convidar, mejor, o bien nos vende la fantasía de pertenecer a una comunidad si usamos los servicios de un banco, un supermercado o una empresa de telefonía.

Oportunidad, en cambio, para armar o fortalecer comunidades que alojen la diversidad en sus múltiples sentidos: la diversidad sexo-genérica, pero también cultural, de lenguas, de espacios de pertenencia y procedencia. Celebrar que esxotrx está ahí, pensando distinto para armar un buen lugar.

Oportunidad para defender quién queremos ser más allá de cualquier binomio. Serás lo que debas ser o sino no serás nada, nos enseñaron y vos venís a advertirnos: ¡solo no serán nada sino pelean por ser quienes quieren ser! 

Oportunidad para reclamar por los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos de lxs jóvenes dentro y fuera de las escuelas y especialmente para garantizar el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos.

Y ya sabés, querida ESI, que me gusta pensarte como una oportunidad para la ternura. Confirmo que ustedes dos son muy buenas compañeras. Sabés, además que cuando hablo de ternura, me refiero a ese concepto que tan bien describe Fernando Ulloa cuando nos recuerda que “hablar de ternura en estos tiempos de ferocidades no es ninguna ingenuidad. Es un concepto profundamente político. Es poner el acento en la necesidad de resistir la barbarización de los lazos sociales que atraviesan nuestros mundos”.

El atravesamiento de esta pandemia puso en carne viva esta necesidad de resistir la barbarización de nuestros lazos para poder consolidarlos. Puso en carne viva la necesidad de cuidarnos comunitariamente frente al individualismo exacerbado del sálvese quien pueda que proclama el neoliberalismo; frente a la apología que hace de la crueldad que intenta transformar lo vivo en cosa: la vida enpura mercancía. Pero se alzan otras voces, como la de otra amiga tuya, Rita Segato, que nos recuerda que “solamente un mundo vincular y comunitario pone límites a la cosificación de la vida”.

Y nuevamente GRACIAS por darnos herramientas para que aprendamos a trabajar a favor de un mundo vincular y comunitario.

¿Faltan cosas por hacer? Sí, muchas. Pero mirando el camino recorrido, estos quince años dan cuenta de un proceso intenso, complejo, potente, sumamente positivo.

Para ir cerrando quisiera regalarte estos bellos versos de Emily Dickinson:

Yo habito la casa de la posibilidad

Ella tiene más puertas y ventanas que la casa de la razón.

Te los regalo porque creo, querida ESI, que justamente esa es tu tarea y la nuestra: hacer de las escuelas casas de la posibilidad.

A por ello. Y por muchos años más.


Liliana Maltz

Licenciada en Ciencias de la Educación (U.B.A.), Psicóloga Social (P. Riviere), Diplomada Superior y Especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo y sus Instituciones (FLACSO) y Diplomada en Ciencias Sociales con Mención en Psicoanálisis y Prácticas Socio-Educativas (FLACSO).Capacitadora en espacios educativos y comunitarios. Capacitadora de Educación Sexual Integral en Escuela de Maestros (Ministerio de Educación de C.A.B.A).

Integrante del Consejo Asesor del OFESI (Observatorio Federal de Educación Sexual Integral).

Docente de la materia “Los conflictos vinculares en el ámbito escolar” en la Especialización en Psicología Vincular de Familias con Niños y Adolescentes y Maestría en Vínculos, Familia y Diversidad Sociocultural en el Hospital Italiano.

Ha escrito diversas publicaciones sobre ESI, el libro “ESI. Una oportunidad para la ternura” de Noveduc (2018) y en proceso de edición: “Vaivenes de la ternura: distancias y cercanías entre familias,escuelas y la Educación Sexual Integral en el Nivel Inicial”, también de Noveduc.