La legisladora Laura Velasco presentará hoy en la Legislatura porteña un informe sobre arbolado público en barrios populares de la Comuna 8 realizado por la Universidad Popular Barrios de Pie de la Ciudad de Buenos Aires junto a promotores y promotoras del área de ecologismo popular de Somos Barrios de Pie, que demuestra que la vida es mucho más dura allí también en materia ambiental, debido la falta de arbolado público y el desmadejo en su cuidado, ya que los árboles mitigan los efectos del cambio climático y son benéficos para la salud integral.

Fueron relevados 195 árboles ubicados dentro de los barrios Villa 20, Villa 15 Ciudad Oculta/Piedrabuena, Piletones, Tierra Amarilla y Fátima, ubicados en Villa Soldati y Villa Lugano, que tienen una población total de 55.000 personas aproximadamente, dando por resultado 0,005 cantidad de árboles por habitante, es decir, 1 árbol cada 282 habitantes. Según el último censo realizado por la subsecretaría de Planeamiento del GCBA en 2019, el promedio en la Ciudad de Buenos Aires es de 6,7 ejemplares/h. “Esta cifra no hace más que demostrar, una vez más, la desigualdad y el abandono que sufren quienes viven en los barrios populares de la ciudad más rica del país, porque la falta grave de arbolado público afecta directamente su calidad de vida”, advirtió Velasco.

Además, del total de árboles encuestados, el 80% se encuentra en medio de microbasurales. Por otro lado, el 39% son grandes -mayor aporte ecosistémico-, el 38% son medianos y el 23%, pequeños. Respecto a su estado, más de la mitad muestran cortes en sus ramas, de los cuales el 55% por encima de los 3 metros de forma totalmente irregular, evidenciando que la poda no fue hecha por profesionales. A diferencia de lo que se observa en otras zonas de la Ciudad, no hay presencia de frutales.

El arbolado urbano es una herramienta con la que cuentan las ciudades para moderar, amortiguar y mitigar los efectos del cambio climático porque absorben el dióxido de carbono, principal causante del calentamiento global, a la vez que liberan oxígeno; filtran gases contaminantes y partículas finas. Contribuyen a la regulación térmica, reduciendo un 30% el uso de aire acondicionado en verano y los gastos por calefacción en invierno entre un 20% y 50%. Y son clave en la prevención de inundaciones y en la reducción de riesgos de desastres naturales. Además, son beneficiosos para la salud física y mental. Reducen la contaminación auditiva y la exposición a los rayos UV-B en un 50%.

“Hace años que el arbolado público porteño viene siendo maltratado. Por falta de idoneidad de las empresas concesionarias encargadas del servicio de poda y tala, pero también por la ausencia de perspectiva ambiental en las obras públicas llevadas adelante por el GCBA –se sacaron más de 70 árboles añosos para construir el Metrobus de la avenida Paseo Colón-. Si bien la Ciudad cuenta con la Ley 3.263 de Arbolado Público Urbano, cuyo texto fue actualizado en el 2018, no lo protege integralmente y la mala gestión se evidencia en la gran cantidad de reclamos y denuncias de vecinos y vecinas a través de redes sociales, medios de comunicación e, incluso, en la Justicia”, expresó la legisladora.

Y completó: “Por eso, desde 2020 vengo presentando un proyecto para modificar la Ley 3.263, trabajado con Basta de Mutilar Nuestros Árboles. Aún está en la Comisión de Ambiente esperando que haya decisión política por parte de Juntos por el Cambio para ponerlo en tratamiento. Queremos una norma que cuide nuestros árboles de manera integral y los incluya en el diseño de la ciudad, que haya un manual de poda y se trabaje en educación ambiental. La ciudad debe plantar más árboles, sobre todo en los barrios populares. Necesitamos políticas públicas que pongan en valor nuestro arbolado y nos ubiquen a la altura del desafío que como a toda gran urbe nos impone el cambio climático”.

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